Déjate llevar por las animadas y sinuosas calles del centro histórico de Roma hasta una de las plazas más grandes y espectaculares de la capital italiana, la plaza Navona. Situada a solo 6 minutos a pie del Panteón, de camino a la Fontana di Trevi y la Plaza de España, esta plaza, construida en el siglo XV, alberga tres espléndidas fuentes y la iglesia barroca de Santa Inés en Agonía. Además de ofrecer un ambiente muy animado con artistas y músicos callejeros, la plaza se encuentra rodeada de restaurantes. Debajo de la plaza se encuentra oculto el Estadio de Domiciano, construido por orden del emperador Domiciano en el 86 d.C.

El estadio es uno de los numerosos vestigios históricos que pueden encontrarse en la ciudad de Roma. Con la obtención de un permiso especial, los visitantes pueden bajar al nivel subterráneo para descubrir este antiguo estadio, cuyas dimensiones eran de 243 metros de largo por 65 metros de ancho. El estadio, con capacidad para 20.000 espectadores, solía acoger desde festivales y eventos deportivos hasta carreras de atletismo y presenta un diseño arquitectónico típicamente griego en forma de U alargarda, lo que explica la forma ovalada de la plaza actual.

A partir del siglo VIII empezaron a construirse oratorios sobre el estadio, que más tarde, en el siglo XIII, se transformaron en viviendas y torres. Durante el Renacimiento, aparecieron en el lugar las primeras iglesias y palacios. Se puede acceder fácilmente al estadio, cuyas instalaciones están iluminadas por tragaluces, desde el número 3 de la Via Tor Sanguigna. Tendrás la oportunidad de admirar sus gradas descubiertas, sus pilares y sus radiales, originalmente construidos en mármol travertino y más tarde reemplazados por ladrillos, en el lado curvo del estadio.

La plaza Navona se asfaltó en el siglo XV para crear lo que conocemos hoy en día, un museo arquitectónico al aire libre salpicado de esculturas barrocas en el corazón de la Ciudad Eterna. La plaza cobró especial relevancia por albergar el mercado municipal durante casi 300 años, antes de que este se trasladara al cercano Campo de’ Fiori en el 1869.

Sus principales atracciones son sus tres fuentes, empezando por la Fuente de los Cuatro Ríos, situada en el centro de la plaza, construida en el 1651 por Bernini. Las cuatro estatuas de la fuente son representaciones antropomórficas de los ríos Nilo, Danubio, Ganges y Río de la Plata y en el centro se erige un obelisco egipcio.

A ambos extremos de la plaza Navona se encuentran dos fuentes anteriores a la de Bernini, esculpidas por Giacomo della Porta a partir de 1574. En el extremo sur está la Fontana del Moro con sus cuatro tritones, a la que Bernini añadió posteriormente la estatua de un moro luchando con un delfín. En el extremo norte se encuentra la Fontana del Nettuno, también empezada por Porta, a la que Antonio della Bitta añadió la figura de Neptuno luchando con un monstruo marino en 1878 para armonizar las tres fuentes de la plaza.