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Portugal
Qué hacer en Lisboa
La capital cultural de Portugal es tan embaucadora como el canto de una sirena. Cada rincón de Lisboa te invita a seguir explorando sus calles. A pesar de ser una ciudad con muchos vestigios de su glorioso pasado imperial, a menudo tendrás la sensación de estar en un pequeño pueblo. En el corazón de Lisboa, podrás pasear por barrios llenos de historia, como Alfama y Bairro Alto, y por elegantes avenidas, como la Baixa Pombalina. Además, no podemos olvidar los monumentos medievales, entre los que cabe destacar la catedral y el castillo de San Jorge. A las afueras de la ciudad, Belem y Sintra son dos destinos ideales para hacer una excursión de un día. Pero esto no es todo, ya que hay muchas otras actividades imprescindibles para disfrutar al máximo de Lisboa, como por ejemplo los paseos en barco por el río Tajo, las visitas al Museo Nacional del Azulejo y, por supuesto, algún que otro viaje en sus tranvías históricos. Las seis mejores cosas que hacer en Lisboa: 1. Pasea por el barrio de Alfama Al igual que la antigua Roma, Lisboa está construida sobre siete colinas, y justo entre dos de esas colinas se encuentra el barrio de Alfama, que, según muchos, encapsula la verdadera esencia de Lisboa. Recorre sus calles empedradas flanqueadas por coloridas fachadas con pintura desconchada y azulejos, hasta llegar a la Sé de Lisboa, la preciosa catedral gótica, y a la colina del castillo de San Jorge. El esfuerzo de subir la pendiente se verá recompensado por las preciosas vistas a los tejados de la ciudad y al río Tajo. 2. Descubre el centro de Lisboa y los barrios residenciales Un devastador terremoto, seguido de un tsunami, arrasó gran parte de Lisboa en 1755. Bairro Alto, gracias a su ubicación elevada, sobrevivió al desastre. Hoy en día, sus laberínticas calles salpicadas de bares alternativos, cafeterías y restaurantes de moda atraen a turistas y lisboetas tanto de día como de noche. La zona que quedó destruida tras el terremoto fue reconstruida siguiendo criterios antisísmicos. Conocida en la actualidad como la Baixa Pombalina, pasear por sus amplias y elegantes avenidas es un auténtico placer para los sentidos. 3. Acércate a Belem En la zona de Belem, a la que se puede llegar fácilmente en tranvía, se encuentran tres de los monumentos más emblemáticos de Portugal. El más importante es el Monasterio de los Jerónimos, uno de los mejores ejemplares del estilo arquitectónico manuelino. Su elaborada decoración es realmente impresionante. En la orilla del río, la icónica Torre de Belem, también de estilo manuelino, es una de las atracciones más instagrameadas del país. Ambos monumentos forman parte del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. La tercera atracción que no deberías perderte es el Monumento a los Descubrimientos, construido en homenaje a los exploradores portugueses. Pero, por supuesto, ninguna visita a Belem estaría completa sin probar un delicioso pastel de nada. Las colas que se forman en la entrada te darán una pista de dónde se venden los mejores. 4. Explora los palacios de Sintra y Cascais Si Belem es la meca de la arquitectura manuelina, Sintra y Cascais tienen otros atractivos igualmente interesantes. Ambas ciudades, situadas a unos 30 minutos en coche de Lisboa, han sido el lugar elegido por la realeza portuguesa para disfrutar de sus vacaciones. El pintoresco Palacio da Pena, con sus vivos colores, se encuentra en lo alto de una colina, creando un paisaje digno del mejor cuento de hadas. El parque que rodea el palacio también es una maravilla. No muy lejos, el ecléctico palacio de la Quinta da Regaleria está esperando a que lo descubras. Al pasear por sus jardines y admirar el pozo iniciático, te sentirás como Alicia en el País de las Maravillas. Por su parte, la costa de Cascais era el lugar de veraneo de la aristocracia portuguesa a finales del siglo XIX. El estilo de las suntuosas villas que podrás ver en la zona se conoce como «arquitectura de verano». 5. Haz un crucero por el estuario del Tajo y recorre el centro histórico en tranvía Si quieres ver la ciudad desde dos perspectivas completamente diferentes, nada mejor que reservar un paseo en barco por el estuario del río Tajo y un recorrido en tranvía por el casco antiguo de la ciudad. Para los paseos en barco, tienes muchas opciones, desde lanchas rápidas hasta veleros. Las rutas más populares pasan por debajo del Puente 25 de Abril, muy parecido al Golden Gate Bridge, y llegan hasta Belem. Durante el trayecto, podrás admirar algunos de los lugares más emblemáticos de Lisboa, como la Plaza del Comercio, Alfama y el Panteón Nacional. Para tener un punto de vista totalmente diferente, te recomendamos un paseo en tranvía por el corazón de la ciudad. El número 28 es la mejor opción. Sube a bordo del mítico tranvía amarillo y disfruta de un recorrido de unos 7 km a través de barrios históricos como Graça, Alfama, Baixa y Estrela. 6. Maravíllate con el fado, la gastronomía y los azulejos A primera vista, la música melancólica, el buen marisco y los azulejos pintados a mano no tienen nada en común, pero son tres de los aspectos más característicos de Lisboa. Los locales de fado están repartidos por toda la ciudad. Este género nostálgico, melancólico y muy expresivo evoca las penurias que antaño sufrían sus habitantes más desfavorecidos. Esta música se asocia muy a menudo con voces femeninas. En cuanto a la comida, el pescado es el protagonista absoluto de la escena gastronómica lisboeta. El bacalao, las sardinas asadas y el pulpo son tres de los platos que casi siempre encontrarás en todos los restaurantes. Mientras que las «bifanas», unos bocadillos con filetes de cerdo marinados, son un aperitivo muy popular. ¿Y qué decir de los azulejos? Muchas fachadas decoradas con los típicos azulejos blancos y azules son auténticas obras de arte. Asimismo, en el Museo Nacional del Azulejo podrás admirar una hermosa colección con ejemplares pintados a mano.